¿Por qué más mujeres estudian Comunicación?

No es un secreto. Basta ver las evidencias en la cantidad de alumnos por género, tanto en la formación de pregrado como de postgrado. Las mujeres son una aplastante mayoría en la carrera de Comunicación. Aquí aportamos una explicación.

Esto plantea unas cuestiones que van más allá de la simple curiosidad estadística: ¿por qué en las tres últimas décadas las mujeres se han volcado hacia los estudios de comunicación? ¿Son las mejor dispuestas para esta carrera? ¿Qué nos dice la realidad del mercado?  Vamos a ensayar algunas respuestas, enfocándolas desde tres perspectivas: la disposición natural; el marco social y demográfico; y la evolución del mercado.

1.- La disposición natural: emociones y empatía

Muchos estudios neuro-científicos indican que la mujer emplea de modo diferente al varón sus hemisferios cerebrales.  De hecho, la mujer destaca en la forma cómo procesa las emociones, y en su capacidad para desarrollar la empatía, especialmente la inteligencia emocional ¹.  Siendo la comunicación una actividad que demanda entender al otro, es claro que quien comprende mejor al otro, regula su mensaje y enfoca mejor los efectos deseados.

Como se sabe, desde que el ser humano habitó las cavernas, la evolución ha hecho que las tareas de la pareja se especialicen.  De modo genérico, el varón buscaba la comida y exploraba, y la mujer criaba a los hijos.  Recordemos que ser responsable de una vida no es poca cosa.  Las madres han hiper-desarrollado la habilidad para leer señales y entender el mínimo balbuceo de sus bebés.

Quizá eso ha facilitado que la mujer tenga un mayor desarrollo de las áreas cerebrales donde se produce el lenguaje.  En la edad escolar las niñas suelen ser muy aprovechadas en la velocidad de lectura, la interpretación de textos, así como en la redacción creativa.  Según expertos, las mujeres emplean ambos hemisferios cerebrales para la lectura, de ahí que no tengan mucho problema con la gramática y la ortografía.

Pero, además, debido a esa habilidad para captar matices emocionales, las mujeres suelen tener una mejor capacidad para relacionarse y para atender varias cosas a la vez.

2.- El marco social y demográfico

A comienzos de la década de los 90, visité una universidad colombiana y me llamó la atención ese fenómeno que hoy describo: las mujeres habían hecho de la carrera de Comunicación, su preferida.  Cuando indagué al respecto, se me explicó que buena parte se debería a que las jóvenes aspiraban a seguir los “arquetipos exitosos”; puntualmente las mujeres guapas e inteligentes se habían convertido en reporteras de televisión o en conductoras de programas a través de los medios.

Subyacía la idea de que Comunicación era una carrera relativamente fácil; así que, en lugar de estudiar para maestra de colegio o enfermería, Comunicación les daba un mejor estatus social, aunque algunas nunca ejercieran la profesión.

Con el tiempo, la mujer ha venido a revindicar su derecho a no ser solamente una madre de familia sino una profesional.  Y posiblemente  empezó por copar carreras que le eran accesibles y que le permitieran ganar los espacios como propios o mixtos; así como empezó a fumar y a conducir vehículos, que eran actividades naturalmente varoniles.

Puede que haya algo de eso, hasta ahora.  Las actividades de comunicación y las llamadas Relaciones Públicas encajan bien con la aptitud de las mujeres para establecer relaciones o coordinar eventos.  Pero no parece que el status social y la baja complejidad sean determinantes en la carrera en estos días.  De hecho, la Comunicación se ha complejizado mucho, basta revisar el modelo del DirCom que postula un estratega esencial en las organizaciones.

El otro aspecto es que, en el Perú la mitad de la población es de género femenino.  Proporcionalmente, los jóvenes que estudian carreras profesionales, deberían repartirse más o menos en ese mismo rango.  Sin embargo, hay actividades en las que el varón es mayoritario; por ejemplo, en todas las ingenierías y específicamente en el sector minero, donde menos del 10% de la fuerza laboral minera es femenina.

De modo que no debería llamar a extrañeza que las mujeres sean mayoritarias en actividades en las que el espacio les es más propicio.  Por ejemplo, van incrementando su participación en Derecho y están cubriendo la mayoría de plazas de Fiscales.

3.-La evolución del Mercado

La comunicación, en términos de actividad profesional, ya no es sinónimo de prensa.  Se ha acrecentado y absorbe una mayor complejidad.  En esta evolución la mujer ha pasado de ser relacionista, periodista o presentadora, a ser ejecutiva de cuentas publicitarias, consultora de comunicación, organizadora de eventos BTL, conductora de actividades de RSE, y especialmente jefe de marketing, gestora de contenidos digitales, o responsable de Comunicación Interna.

Todas esas actividades encajan con su disposición natural y con las tendencias globales en las que la mujer ha hallado nichos de desempeño.  Sin embargo, hay que presumir que -en muchos de esos campos- las empresas optan por contratarlas no siempre en cargos de alta responsabilidad y jerarquía.  Detrás de esto asoman los temas de desconfianza sobre su potencial y la usual discriminación en el nivel de remuneraciones.  Lamentablemente hay inequidad pues, como en el cine, los actores siempre ganan más que las actrices.

Es notorio que, en la mayoría de las grandes organizaciones, los hombres ocupan los principales cargos directivos de comunicación, relaciones institucionales o asuntos públicos.  Presumimos que no se trata solo de discriminación de género, sino de competencia.  Hasta ahora –y por poco tiempo– hay más profesionales varones con mejor trayectoria y preparación académica para asumir esas tareas.

Hay que sopesar que las organizaciones, independientemente de su género, requieren personas que sean líderes y que sepan tomar decisiones y ejecutarlas, además de conocer su campo profesional.

En los centros académicos (en los que el autor ha enseñado o enseña) estamos observando la misma tendencia: las mujeres buscan capacitarse con mayor demanda en temas de Comunicación e Imagen.  No es nada raro. Pero, crecientemente, buscan también contenidos que todo directivo debe satisfacer: visión estratégica, liderazgo, gestión de objetivos; además de un conocimiento más amplio sobre estrategias de comunicación y sus resultados, en términos de imagen, marca y cultura.

Así pues, parece que la mujer comunicadora es consciente de que, si desea llegar más alto en las organizaciones, tiene que prepararse y debe ser no solo una buena profesional sino una ejecutiva competente, que atienda, tanto lo global como la inextricable realidad de las personas.

Hay más mujeres en comunicación porque tienen una aptitud natural, porque se preocupan por capacitarse y porque están legitimándose en el mercado. No pasará mucho tiempo, antes de que estén en condiciones de asumir muchos de los cargos directivos de la especialidad.

[¹] Fuentes: Facundo Manés, 2014, Usar el Cerebro, Editorial Diana, Argentina,; Néstor Braidot, 2011, Sácale Partido a tu Cerebro, Granica, Mexico; Carlos Oviedo, 2014, Organizaciones Espejo, GERENS, Lima. * Artículo corregido, publicado originalmente el 2 de mayo de 2016 en www.gerens.pe